Un gran temor cunde al interior del primer círculo del pastor Miguel Arrázola desde aquel momento en que Eva María Bohórquez, 42 años, (la misma que le puso la mano a la pastora María Paulina de Arrázola, porque ésta la trató de bruja en plena prédica), le gritó delante de varios feligreses:
«¡Pastor Arrázola, me duele mucho, pero usted morirá trágicamente, morirá, morirá!»
Al escuchar esa sentencia, Miguel Arrázola hizo como si no le hubiese oído, tal como me lo atestigua una de las feligreses que presenció ese hecho varias semanas antes de haber ocurrido aquel episodio donde la pastora María Paulina García de Arrázola, salió en vergüenza al intentar hacer un «acto de liberación» en el cuerpo de Eva María. El hecho causó estupor y miedo ¡mucho miedo en la pareja de pastores! Desde ese momento se «regó la bola» que Eva María era una bruja, un demonio. Apenas ella llegaba a la iglesia Ríos de Vida, los feligreses que conocieron esa fatídica sentencia en contra de su pastor, se les apartada como si el mismo demonio estuviere entrando.

Así apareció María Paulina Arrázola, después del puñetazo de una feligrés. Allí está en una noche de provisión (entrega de diezmos). Le dieron muchos diezmos los ciegos feligreses que les siguen.
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El pastor Arrázola, quien muy pocas veces desciende del púlpito, le dio mucho miedo bajar desde que esa mujer afro le predijo su muerte trágica. Pero había una espinita de vindicta en el espíritu de María Paulina. ¿Cómo echarla de la iglesia? ¿Cómo confrontarla? ¿Haciéndole un acto de liberación o ponerla al escarnio público? ¿Provocarla para justificar su salida? ¿Qué puede perder la iglesia si ella se sale? No da diezmo, no da “¡Na!”. Podría ser algunas de las reflexiones de María Paulina y del círculo íntimo del pastor, tal como me lo corroboró otro feligrés que no quiso que lo mencionara en esta publicación.
Si, un sentimiento de vindicta pública para reclamar el castigo que se merecía esa mujer afro y que sirva de ejemplo para que respeten al pastor, podría reflejar el acto de provocación hecho por María Paulina como si fuera un acto de liberación de demonios. Pero, ¿un demonio puede sacar a otro demonio? El mismo Jesús (Lucas 11:20-22) —cuando estaba expulsando a un demonio que era mudo y que cuando salió, habló—, dijo:
20 «Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. 21 Cuando un hombre fuerte, bien armado, custodia su palacio, sus bienes están seguros. 22 Pero cuando uno más fuerte que él lo ataca y lo vence, le quita todas sus armas en las cuales había confiado y distribuye su botín».
«Y si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo; ¿cómo puede entonces mantenerse en pie su reino? 27Y si yo expulso los demonios por Beelzebú, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.…» (Mateo 12:26).
«A todo el que oye la palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino». (Mateo 13:19).
De la misma manera con el caso del “demonio”, ellos aparecen ahora como “perseguidos políticos de la izquierda” con el fin de darle un cariz distinto a la espinita de vindicta azuzada por el mismo Satanás que se extasía con el odio y la venganza. Cosa extraña en la conducta de una pastora y un pastor que deben ser ejemplos no solo de la feligresía sino también de la ciudadanía, en general. Si no son ejemplos, no son dignos de portar la palabra de Dios. Y de esta conducta equivocada de no entender la Palabra, salen las acusaciones que se le hacen a la pareja Arrazola de ser “unos falsos profetas”.Sean falsos o no, no lo dice el periodista, lo dicen sus actos y sus frutos. Pero Mateo (7:15-20) dijo:
15 «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?»